Reproducción de las respuestas a la pregunta.
¿Por qué no se usan las tecnologías de la información y
la comunicación en las aulas?
Jordi Llabrés
Algunos especialistas en la aplicación de las TIC en las
aulas responden a una difícil pregunta. Los motivos pueden ser muchos pero al
final es una cuestión de motivación. Aunque ya hace algunos años que la falta
de recursos materiales en los centros educativos no parece ser el problema, la
integración de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el
currículo sigue siendo una de las asignaturas pendientes de nuestro sistema
educativo.
La pregunta que titula estas líneas quizá debería hacerse
a los maestros que no usan las TIC en el aula pero, probablemente, sus
respuestas no nos ayudarían a cambiar la situación. Por el contrario, si la
pregunta se hace a especialistas en la aplicación de las TIC en la educación,
las respuestas son del estilo de las que se resumen en este breve artículo.
La pregunta se formuló inicialmente en la sala Grimm del
chat de los jueves. Se repitió en la lista del proyecto y, durante un fin de
semana, ocho maestros hartos ?que no cansados? de integrar las TIC en su forma
de enseñar y en la forma de aprender de sus alumnos escribieron cerca de 30
mensajes.
Si se cree que las TIC están al margen del currículo,
lógicamente se tiene la impresión de que su uso quita tiempo. “Esto no es
currículo”, “¿cómo lo valoro?”, “¿qué tiempo me queda para dar la asignatura?”.
Normalmente los maestros piensan que enseñar usando las TIC significa “añadir”
y no “sustituir”. Piensan que además de hacer todo lo que “deben” hacer para
seguir el currículo, se les propone hacer otras cosas usando las TIC. Si ahora
ya no pueden ¿cómo van a hacer más cosas?
Integrar las TIC en el currículo, lógicamente requiere,
al menos en un primer momento, una inversión en tiempo y ganas, pero no se
trata de “añadir” si no de hacer las cosas de otra forma, mucho más efectiva, y
que produce un aprendizaje “más significativo”.
Para usar las TIC en las aulas se necesita cierta
formación. ¿Más formación que para utilizar otras herramientas educativas como
los libros o las pizarras? Pero todo depende de la plataforma y de las
aplicaciones que se quieran utilizar. Se bombardea a los maestros con cursos de
OpenOffice, Guadalinex, y como mucho, JClic. Nadie parece saber exactamente qué
hacer con lo que se aprende en esos cursos. Se aprende cómo funciona el
OpenOffice pero no cómo usarlo. No se tienen ideas claras de lo que se puede
hacer con TIC en el aula. ¿Cómo se traslada lo que se aprende en el típico
cursillo de internet o de ofimática a actividades de aula integradas dentro de
una programación?
En las presentaciones Grimm se plantean actividades
divertidas y útiles. Les gustan a todos pero, erróneamente, todos piensan que
son muy difíciles de poner en marcha. Es lógico si trabajan con Windows o
Linux. Es muy importante escoger una buena herramienta para hacer lo que hace falta
hacer.
La potencia y versatilidad de las TIC también pueden
convertirse en un problema. Si se sigue un paradigma de TIC “incrustadas” y no
“integradas” se puede llegar a pensar que se pueden hacer muchas cosas con las
TIC, pero que requieren un largo proceso de aprendizaje previo, por parte del
profesor/a y del alumno/a. Ello asusta, crea inseguridad, pues no se sabe a
ciencia cierta, si se alcanzará el objetivo.
Miedo de las instituciones a que los alumnos rompan las
máquinas y a que los profesores inventen demasiado.
Miedo de los maestros a “salirse del currículo”, a
salirse de los programas oficiales, “miedo a la libertad”. Para algunos, educar
no es preparar a una persona para una vida en la que todo cambia
constantemente. Para ellos resulta inconcebible no seguir lo que marcan los
libros de texto y las únicas TIC que usarán serán las propuestas por las
editoriales en los CDs que acompañan a algunos de esos libros.
Parece que los
únicos que no tienen miedo a las TIC son los alumnos.
Los responsables políticos parecen darle mucha
importancia a las TIC, y se las ha dotado de medios y dinero pero nadie parece
tener claro qué hacer con ellas. Peor aún, algunos creen que fomentar el uso de
las TIC en las escuelas es llenarlas de máquinas y que los niños poco a poco
machaquen las teclas con fichas electrónicas prefabricadas para que sean buenos
“usuarios” de la máquina y no se les ocurra inventar o tocar nada del
ordenador, no sea que lo rompan o inventen virus … o que hagan cosas peores
como aprender a expresarse con la imagen en movimiento.
Pero al final, las TIC no se usan en las aulas por falta
de motivación de los maestros. Algunos tienen la sensación de no saber y de no
ser capaces de aprender nunca. Otros viven el tema de las TIC como una
imposición. ¿Por qué perder tiempo con las TIC si con la pizarra y los libros
se ha aprendido todo hasta ahora? La escuela está cada vez más presionada por
el currículo global y la sociedad. No hay espacios de reflexión.
Aunque todos los obstáculos enumerados hasta ahora han
sido superados por algunos maestros motivados. Algunos maestros que han
afrontado el tema de las TIC con una mentalidad y una actitud diferente. Son
los maestros del Proyecto Grimm que cuando se les pregunta por las TIC
responden ¿disfruta el profesor y los alumnos de lo que hacen?
NOTA: los autores de este artículo son en realidad Jordi,
Román, Fran, Mariona, Ricard, Lola, Mª Teresa y Ramón.
Proyecto Grimm.net.
Finalmente, queremos destacar las Cinco ideas clave para
la innovación educativa, de Fran Iglesias, que recogen perfectamente el ideario
del Proyecto Grimm.
1. Deja de enseñar
En lugar de preguntarte “¿qué voy a enseñar hoy?”,
pregúntate: “¿qué vamos a aprender hoy?”.
El matiz tiene su importancia. No se trata de que dejes
de transmitir conocimientos a tu alumnado, sino que esta transmisión tenga
sentido dentro del contexto de su proceso de aprendizaje. Por supuesto,
necesitan que les proveas de herramientas intelectuales y prácticas para
obtener, seleccionar, organizar y producir información.
2. Desafía a tu alumnado
Cuanto menos pidas a tus alumnos y alumnas, menos te
darán. Demasiadas veces, su falta de interés, el poco esfuerzo que despliegan o
la escasa motivación mostrada está relacionada con un trabajo demasiado poco
interesante, excesivamente alejado de su experiencia personal o tan trivial que
no merece la pena. ¡Por supuesto que no les interesa!
Se hace necesario abordar temas que les provoquen un
interés genuino, que afecten a su (nuestra) vida. ¿Por qué no investigar de qué
estamos hablando cuando hablamos de “la crisis”, cómo les afecta a ellos y a
sus familias o a sus vecinos, qué pueden hacer al respecto y tantas otras
cosas?
3. Haz que tu aula sea el mundo
En relación con lo anterior, muchas veces reducimos el
aula al contenido del libro de texto. Abrir el aula al mundo no es una
expresión retórica: se trata partir de los hechos y acontecimientos de la vida
real, para comprenderlos, integrarlos en nuestra experiencia, entender cómo nos
afectan y poder tomar una postura o emprender una acción al respecto.
Tienes prensa, televisión, radio e Internet a mano, ¿a
qué esperas?
4. Dale voz a tu alumnado
Literalmente: que hablen. De lo que han aprendido, de lo
que están haciendo, de lo que viven, de lo que ven, de los temas que les interesen.
Canaliza esta actividad expresiva y edúcala para que hagan presentaciones
breves, graben podcast, escriban blogs, creen revistas…
Este es el proceso que les ayuda a reestructurar y
asimilar lo que han aprendido. Es uno de los pilares de esta propuesta.
5-. Evita la “comida rápida”
Los restaurantes de comida rápida se caracterizan por la
estandarización de todos los aspectos de su funcionamiento, incluyendo el trato
al cliente y el tipo de productos que se le proporcionan. La estandarización
reduce costes, hace que el negocio funcione de forma eficiente y que el lugar y
la experiencia del cliente sean reconocibles por éste. La comida de estos
lugares puede ser sabrosa y fácil de comer (ver la propuesta 2), pero,
¿alimenta bien? ¿Nos deja satisfechos?
¿Es ese el tipo de eficiencia que quieres para la
educación? Al igual que una buena comida, el aprendizaje requiere una cuidadosa
selección de ingredientes, una elaboración adecuada con una buena dosis de
cariño, una presentación apetitosa y el tiempo para degustarla en buena
compañía, sin olvidar la conversación de sobremesa.
Que es el proyecto Grimm
Durante muchos años, los niños de todo el mundo
adquirieron gran parte de sus conocimientos mediante los cuentos que les eran
transmitidos oralmente.
Los hermanos Grimm colaboraron de forma relevante en la
traducción de esta información oral al soporte papel.
El proyecto Grimm pretende introducir un nuevo cambio en
las aulas: del papel al multimedia.
Siguen otros párrafos.
Proyecto Grimm www.proyectogrimm.org
csl.
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